Servir y edificarme, la decisión que tomo cada día.

Las circunstancias en las que crecí, han determinado la decisión, sobre la asesora inmobiliaria y la persona en la que me he convertido. Nací en una familia numerosa, desde muy pequeña conocí la repercusión de los inmuebles en los hogares. No sé, cosas del destino que me han servido para forjar una de mis pasiones, el servicio inmobiliario.

Cuando apenas tenía la edad para recordar, mis padres se embarcaron en una búsqueda de lugar donde desarrollar la familia, corrían el año 75 y las políticas gubernamentales de la época, se interponían a los deseos de mis padres de vivir en una granja con todas las comodidades y facilidades para levantar a una familia de 10 hijos y muchos empleados. Era el momento de la construcción de la cárcel de Santa Ana del Táchira, justo en la hacienda, donde vivíamos.

Así que acompañé a mis padres. Fuimos Caracas y Barquisimeto, visitamos muchas casas y apartamentos. Estuvimos en hoteles y escuché conversaciones que no recuerdo exactamente, pero puedo reconocer su significado. Tengo recuerdos vagos de aspectos cotidianos. Pero si recuerdo la negociación, el monto de la compra de la casa, la relación con el propietario y su familia. Poco tiempo después y sin advertirlo, estábamos todos en Barquisimeto. Cada uno de mis hermanos con un camino, un colegio, un trabajo, la universidad. En fin, todo un cambio. Yo estudiaba a una cuadra de la casa, en el Colegio San Pedro.

Mis padres se conocieron en Santa Cruz de Mora, allí se casaron. Vivieron en Rubio, en Ejido y en Santa Ana. Muchas anécdotas que contar en esa tarea levantar la numerosa prole. Mi padre siempre fue consciente de cuidar el patrimonio, mi madre de administrar los salarios y debo decir, que escalaron constantemente durante esos años de matrimonio.

Tengo muy claro, por propia experiencia, eso que son los bienes inmuebles. Son el patrimonio más importante y valioso de una familia, no solo por el valor intrínseco, sino por el significado que aporta a la existencia de cada uno del grupo familiar. Mas tarde, me tocaría de nuevo entrar en escena. También por políticas gubernamentales, esas que han oprimido a tantas familias venezolanas. Tulio y Berta, decidieron vender la Quinta que nos albergó por 35 años. Gracias a esa negociación, lograron tener una ancianidad y muerte dignas.

Los acompañé en ambos procesos, y ahora en la distancia, puedo reconocer la forma en que estos eventos han formado la corredora inmobiliaria que he decidido ser. Soy consciente de cómo afectan los inmuebles a las personas. He acumulado experiencias de como cualquier lugar puede ser un hogar y cómo lugares con todas las comodidades, no logran serlo, por mas lujosos y elaborados que sean. Me esfuerzo por deducir la cualidad de cada caso específico, por servir a mis clientes, más allá del proceso de compra-venta o de arrendamiento, cuando me permiten alinear mi trabajo, con sus propósitos reales, hemos logrado negociaciones inimaginables.

Por mas de diez años, he cosechado satisfacciones mas grandes que mis merecidas comisiones, y atesoro poder construir excelentes relaciones con mis clientes.

Ser una asesora inmobiliaria, ser reconocida por prestar un servicio individualizado, y al mismo tiempo, edificarme como persona. Es una decisión que tomo cada día. Es una manera de honrar la vida que me ha tocado vivir y de la que estoy muy orgullosa. Estoy dedicada 100%  a  MARIAISABEL INMUEBLES.COM, es un importante emprendimiento inmobiliario en Caracas y en Lara, que me permite dedicarme a mi pasión como asesora inmobiliaria y ser útil como persona.